Una de las opciones pastorales más fuertes en Fasta es la evangelización de la juventud, enfocada a los jóvenes de entre 9 y 24 años de edad.

Buscamos que “los jóvenes evangelicen a los jóvenes”, y lo hacemos formando comunidades de fe llamadas “Rucas” (palabra del araucano que significa “casa”), en las que entregar la vida desinteresadamente al servicio de nobles causas y servir a los grandes ideales: Dios, la Iglesia, la patria y la familia. En todo el mundo hay cerca de 35 Rucas, uno de los cuales está en Valencia: el Ruca Mater Dei.

En la austeridad de la vida campamentera y a través de actividades de airelibrismo los jóvenes de Fasta buscamos encontrarnos con Cristo, cultivando principalmente las virtudes propias de nuestra edad, tales como la obediencia, el servicio, la alegría, la virilidad, la feminidad, la templanza, la magnanimidad, la religiosidad, entre otras.

Y además, en todas las actividades que realizamos tenemos espacios de oración y formación que alimentan y sostienen nuestra espiritualidad dominicana. Desde una temprana edad, los jóvenes del Ruca comienzan a asumir responsabilidades que les ayudan a crecer mucho en su vocación cristiana, y reciben la misión de la Iglesia de evangelizar a otros jóvenes. 

Esta misión cobra vida a lo largo de toda la semana con algunas reuniones, charlas personales, salidas lúdicas, grupos de estudio, etc.; pero donde se da el encuentro de toda la comunidad del Ruca y la mayor actividad de la semana es el sábado de 16:00h a 20:30h, comenzando con actividades recreativas, charlas de formación, espacios de oración, etc., y terminando con la Santa Misa junto con el resto de la comunidad de Fasta.

AGRUPACIÓN JUVENIL

Dentro de la comunidad del Ruca, los jóvenes en edad universitaria tenemos nuestro propio espacio, que llamamos Agrupación Juvenil. En este caso, compartimos actividades donde prima la labor intelectual, con el afán de convertirnos en peritos de la “res” pública. Al final de la etapa juvenil, el proceso formativo se entrelaza con el descubrimiento de la vocación personal y la asunción de las responsabilidades adultas.

A lo largo de esta etapa, también procuramos acompañar e iluminar a los jóvenes que seriamente llevan adelante su noviazgo, con el fin de ser germen de las futuras familias cristianas.